miércoles, 10 de agosto de 2011

Bloodlines Capítulo Eliminado (Adrian)

La primera idea de Richelle Mead había sido que cada capítulo de Bloodlines fuera narrado por un personaje diferente

Adrian Ivashkov no estaba teniendo un buen cumpleaños 21.

Llegar a la edad legal para beber no era gran cosa para él, ya que había estado tomando alcohol a escondidas de la cabina de licor de sus padres desde que tenía trece. Desde hace mucho, esconderse no era necesario. Su encanto y posición podían ayudarlo a conseguir una bebida en cualquier bar, ya sea vampírico o humano. Eso ciertamente había resultado ser verdad anoche, a juzgar por la resaca que él tenía hoy. También tuvo una anoche. Al igual que el día anterior. De hecho Adrian estaba bastante seguro que había estado en dieta líquida durante las últimas semanas. Se estaba poniendo difícil decir cuando terminaba una resaca y empezaba otra. Parte de la 'dieta líquida' era la sangre, por supuesto. Él la necesitaba para una supervivencia normal, e incluso, esto le ayudaba con las resacas. Bueno, un poco. Él estaba ahora saliendo del vecindario de sus padres, hizo una mueca de dolor mientras el último rayo del sol golpeaba sus ojos demasiados sensibles, e inmediatamente apareció un dolor decabeza en la parte trasera de su cráneo. ¿Qué hora era? ¿Siete? ¿Ocho? La hora que fuera, había estado durmiendo hasta tarde, lo cual estaba bien para él. La luz se iría muy pronto, y habría pocas personas en los comederos. Adrian había dejado de preocuparse de lo que otros pensaban de él, pero eso no quería decir que quisiera hacerles frente a las miradas combinadas con desprecio y pena que había recibido en estos últimos días. Levantarse tarde también significaba no ver a sus padres antes de que se marcharan. La mayoría de las veces tenía poco interés en hablar con ellos, particularmente con su padre, y ciertamente no en el día en el que su madre estaba siendo sentenciada por perjurio y robo.

No es que Adrian estuviera muy preocupado por ella. La señora Daniella Ivashkov no vería el interior de una cárcel. Ella estaría bien, talvez tendría que hacer algun servicio comunitario. Su estatus la protegía de cualquier cosa más que eso, y francamente, con el asesinato y otros rompimientos de leyes ocurriendo alrededor, sus crímenes eran la menor preocupación de otros. Mientras caminaba por el extenso y hermosamente trabajado césped que comprendía el corazón de la Corte Real de los Moroi, Adrian no pudo evitar preguntarse si su madre aún recordaría que era su cumpleaños. Ella usualmente lo hacía (era muy meticulosa y escribía fechas importantes en su libro de citas) y muy generosamente le diría que 'escogiera algo bonito' para él. Luego como hacia le recordaría a su padre, quien le daría a Adrian una seca felicitación, seguida de una lectura de como Adrian debería pensar en lo que haría con su vida. La tía Tatiana nunca le había sermoneado. Ella había recordado su cumpleaños cada año, sin ninguna puntualidad, y siempre le daba un regalo elegido a mano. Como reina de los Moroi, nunca había comprado los regalos personalmente, por supuesto, pero siempre le había dado a sus sirvientes instrucciones específicas de lo que quería regalarle. Sus regalos fueron siempre extravagantes y lindos con poco uso. "Exactamente como tú," había bromeado una vez. El año pasado le había dado unas mancuernillas con incrustaciones de rubí. Recordando ese día, Adrian frunció el ceño y se preguntó donde estarían las mancuernillas. Él nunca creyó en ponérselas y las había descuidado. Pero entonces él no se imaginaba que ella moriría. Los encontraría luego, decidió. Después de que obtuviera sangre de los alimentadores. Y después de beber, por supuesto. No podía empezar su cumpleaños sin una bebida, y además, le debía un brindis a la única persona que, si siguiera viva, hubiera sabido que era un día especial.

- Feliz cumpleaños.

Adrian se detuvo repentinamente. Las palabras fueron suaves y delicadas, habladas con inseguridad, pero fácilmente oíbles por sus oídos de vampiro. Lentamente, se dio la vuelta y se encontró con Jill Mastrano de pie tímidamente delante de él. Ella era alta para su edad, quince años, si recordaba correctamente, y mantenía su largo cuerpo con una gracia incierta que la hacían ver animada, pero alta. Su cabello era una masa de largos rizos color marrón oscuro, y sus ojos, que lo observaban nerviosamente, eran de un fino color verde jade.

- Pequeña Jill - él dijo, poniendo una sonrisa que le venía como una segunda naturaleza, sin importar cuan irritado se sintiera o cuanto le doliera su cabeza. Avanzó hacia ella, moviéndose dentro de la sombra de un árbol de manzanas que le bloqueaba la mayor parte del cielo occidental.

- ¿A quién demonios le estás hablando?

- A ti - dijo ella. Una pequeña sonrisa llegó a su rostro, y un poco de su timidez desapareció - No lo escondas. Se que día es.

- ¿Cómo estas tan segura? ¿Me veo más viejo? Eso es una cosa cruel, muy cruel de decir. Lo siguiente que dirás será que me estoy volviendo canoso. Eres una rompe corazones, Mastrano. Una verdadera rompe corazones.

Adrian deseaba irse. Los alimentadores lo llamaban, su cuerpo rogaba por el cálido, salado sabor de la sangre humana. Después, un whiskey. Si. Eso era lo que él quería después. Pero Jill era una de las pocas, muy pocas, personas con las que no estaba enfadado últimamente, y sentía curiosidad de saber como es que ella sabía que era su cumpleaños cuando nadie más lo hacía. Buscando dentro de su bolsillo, sacó un paquete de cigarrillos y un mechero, esperado que un vicio se llevara el deseo de otro.

Con la palabra 'rompe corazones', las pálidas mejillas de Jill se habían puesto rosas. Se dio cuenta de que no debió de haber dicho eso. Él no era inconciente. Sabía que Jill mantenía un enamoramiento hacia él desde hace un tiempo, uno que él esperaba que ella dejara atrás dado que nada podía resultar de eso. Solo habían unas pocas líneas que Adrian no cruzaría. Chicas de quince años era una de ellas. Él no debió de animarla. Incluso había intentado dejar de usar su antiguo apodo. Jailbait. Aún así, coquetear era un hábito inconciente en él y a menudo salía a la superficie.

- Tú me lo dijiste - explicó - Nos lo dijiste a un grupo nuestro. Hace mucho tiempo en St. Vladimir. Estábamos pasando el rato un día y yo tenía un libro de horóscopos y yo estaba viendo el signo de todos. Tú eres Leo. Extrovertido. Ostentoso. Seguro. Arro... - se mordió el labio repentinamente, y él rió.

- Puedes decirlo. Arrogante. Un bastardo arrogante.

- ¡No! No creo que lo seas - dijo firmemente, con sus ojos agrandándose - En lo absoluto. Quiero decir, son solo un montón de estrellas. Sus palabras agitaron una extraña mezcla de sentimientos en él,ambos buenos y malos. Era bueno verla de esta forma, la forma en la que solía ser: una inocente, chica tímida dada a irrumpir en emociones y palabras. Él había visto muy poco de eso en ella últimamente. Más notable aún, él había adivinado quien había estado en ese 'grupo nuestro', y de todos ellos, solo ella había notado su cumpleaños. Halagador. Triste.

- Bueno - le dijo, después de tomar una calada de su cigarrillo - Las estrellas están en lo cierto, y tú tambien. Es mi cumpleaños.

Ella sonrío.

- ¿Vas a tener una fiesta?

Él fue cuidadoso de mantener su expresión exactamente igual, casual y torcida.

- Nah, ¿que hay de especial en eso? Todos los días son una fiesta para mi. No tiene sentido en sacar a la gente en una noche entre semana.

Tampoco tenía sentido mencionar que sus amigos probablementeestaban muy preocupados como para hacer algo de todas maneras. Tía Tatiana, él pensó. La tía Tatiana me hubiera llevado a cenar. Él supuso que si en verdad quería celebrar podía encontrar cualquier número de 'amigos' - particularmente amigas - que estarían más que contentos en disfrutar de una espontánea fiesta esta noche. Tal vez esa no era una tan mala idea, pero nada de eso era bueno para la delicada sensibilidad de Jill. - Además - agregó grandiosamente - Estoy seguro que no podrías llegar. Apuesto a que tienes alguna gran cita caliente esta noche,¿eh?

Algo en su rostro cambió, la exagerada, alegre expresión desapareció un poco. Su actitud nerviosa regresó y Adrian sintió que sus cejas se alzaban. Esto era inesperado. - ¡Tú sí tienes una cita!

Jill sacudió su cabeza lentamente.- No. No es... no es de ese tipo. Voy a cenar con...con L-Lissa y mi familia - sus labios tuvieron dificultad para pronunciar el nombre -Vamos a discutir acerca de mi futuro.

Por un breve momento, Adrian se permitió considerar que podría haber alguien en el mundo que tuviera una vida más arruinada que la de él. El rostro de Jill era valiente, pero sus ojos la traicionaron.

Hace un mes, Jill había estado de vacaciones de verano en la casade sus padres en Michigan, mientras esperaba para irse a la secundaria en la academia St. Vladimir. Entonces, ella había descubierto un profundo y oscuro secreto, mismo por él que su madre estaba siendo castigada por ocultar. El padre biológico de Jill era parte de la realeza, parte de una línea familiar que estaba desapareciendo con rapidez. Él había muerto hace años, y solo quedaba un solo miembro de la familia: la media-hermana de Jill. Lissa Dragomir. Lissa Dragomir -también conocida como la Reina Vasilisa, la primera en su nombre, la reciente seleccionada gobernadora de los Moroi. Por curiosidad, Adrian convocó algo de la magia que vivía dentro de él para poder ver el aura de Jill, el campo de luz que rodeaba a todos los seres vivientes. La magia vino lentamente, un poco turbia por el maratón de bebidas de anoche, pero aún así pudo traer el ímpetu y regocijo de siempre.Todos los Moroi tenían una clase de elemento mágico, los cuatro básicos eran los más comunes: fuego, agua, tierra y aire. Solo los pocos 'afortunados' como Adrian poseían el quinto, espíritu, que ofrecía un mayor alcance que cualquier otro elemento. También eventualmente resultaba en demencia. Resultó que pudo alcanzar un buena proporción del aura de Jill. Su control del espíritu no era del todo bueno hoy día. Ella tenía una línea de color, pero fue silenciada y estaba parpadeando. Miedo, él dedujo. Inquietud. Nada de lo que no podía leer de su rostro. Sonya Karp, otra usuaria del espíritu, hubiera podido descifrar más cosas. Ella continuaba tratando de ayudarlo, pero él tenía poca paciencia para aprender últimamente, o incluso para ella algunas veces. Su aptitud de optimista y renovado amor por la vida no semezclaba muy bien con sus cambios oscuros. Él dejó la magia, y el aura de Jill desapareció de su vista.

- Tal vez tu también podrías ir - dijo repentinamente. El entusiasmo iluminaba su rostro de nuevo, aunque estaba templado con precaución. Estaba preocupada de traspasar los límites - Entonces tendrías una fiesta de cumpleaños.

Adrian soltó una risa y dejó caer el cigarrillo al suelo, aplastándole con el pie.

- No suena como una fiesta. Suena como una reunión familiar.

- ¡Pero otras personas estarán allí! - exclamó Jill - Y a Lissa no le importará.

No, probablemente a Lissa no le importaría, pero las otras palabras de Jill mandaron un alarmante sonido en su cabeza.

- ¿Qué otras personas?

- Bueno, como dije. Lissa. Mis padres. Christian. Ro...

Una vez más, Jill se detuvo antes de terminar una palabra peligrosa, pero ya era tarde. Él había oído el nombre en su cabeza y en su corazón, donde lo golpeó como una daga. Rose. Imágenes de ojos oscuros aparecieron a través de su mente, ojos penetrantes y una larga cabellera oscura. Un cuerpo crujiendo de tensión, hermoso en ambas cosas su figura y el peligro que presentaba. Adrian rebuscó otro cigarrillo, mirando hacia abajo para que Jill no pudiera ver como se sacudía por un poco de aire o ver el dolor y enfado que sin duda sus ojos mostraban. Rose. Ella estaría donde sea que Lissa estuviera. Y donde sea que Rose estuviera, él también estaría allí. Rose y Dimitri Belikov casi nunca se separaban en la Corte. Adrian se había apartado de sus caminos para evitarlos desde la coronación de Lissa y solo se había encontrado con ellos dos veces. La primera vez, ellos habían estado trabajando de guardias, acompañando a Lissa a una reunión con el Consejo. Rose y Dimitri se movían casi como una sola entidad, como un armónico par de lobos o leones, ambos cautelosos y mortales mientras estudiaban a sus alrededores, no dando por sentado cualquier detalle o a cualquier persona. La segunda vez, Adrian los había visto fuera de sus puestos. Ellos no lo habían notado. Habían estado demasiado absorbidos el uno con el otro, sentados afuera en un día soleado. Ella estaba apoyada contra Dimitri, se veía tan alegre, en una manera que Adrian jamás había visto, ciertamenteno mientras él salía con ella. Ella había dicho algo que había hecho reír a Dimitri, trayendo una sonrisa a sus rasgos serios, una sonrisa que Adrian no había pensado fuera posible. Adrian aún no sabía cual vista le había molestado más, si la formal o la casual.Él quería decirle a Jill que él podía nombrar una lista de cientos de cosas que preferiría hacer antes de sentarse en una cena donde Rose y Dimitri estuvieran presentes. "Estar en coma" y "Sacarse un ojo" estaban casi en lo más alto de esa lista. Una cena como esa no era una manera de pasar su cumpleaños. No era algo en lo que gastaría cualquier día. Su temprana idea de encontrar a una mujer para acompañar la noche parecía una idea mejor, mucho mejor. Pero primero la sangre. Después la bebida. Dios santo, él necesitabauna bebida. Las palabras estaban en sus labios, la cordial declinación de la oferta de Jill a cenar. Él podía ver en su rostro que ella también se lo esperaba. Pero luego, en un momento de extraña claridad, él se dio cuenta de que algo no iba con ella. Vamos a discutir sobre mi futuro, ella había dicho. No. Él sabía, sin saber cómo lo sabía, que ellos le iban a decir su futuro. Había habido mucha especulación sobre lo que pasaría con Jill, quién todavía nisiquiera llevaba un mes de se princesa y cuya existencia era lo único que mantenía a Lissa en el trono. Alguien ya lo había decidido, se dio cuenta. El grupo había decidido. O talvez algunos de ellos. Adrian no estaba seguro de la logística, peroperfectamente podía imaginarse la escena de esta noche. Lissa repartiría las noticias en ese modo práctico y regio suyo, mientras que la madre y el padrastro de Jill, quien ya había sido convencido a estas alturas, o sino no estaría reuniéndose, asentirían callados.

Y Rose... Rose estaría allí para calmar la tensión como mejor pudiera hacerlo, sonriendo y bromeando, diciéndole a Jill que lo que sea que ellos hallan planeado iba a ser genial y maravilloso. Jill no podía pelear con un grupo como ese. Adrian ni siquiera podía pelear con un grupo como ese, pero por razones que no entendía del todo, él decidió que no dejaría que Jill se enfrentara a esto sola. Tal vez él aún estaba borracho y no se daba cuenta.

- ¿A qué hora es la cena? - preguntó. Jill quedo asombrada de oír sus palabras tanto como él estaba por decirlas. Tartamudeando, ella le dio la hora y el lugar, y él prometió estar allí. Ella lo dejó, con su cara radiante, y él se preguntó en qué se acababade meter. Dio un resoplido y se marchó ¿Qué era otra decisión tonta en una vida llena de ellas? Él iría a la cena. Ayudaría a Jill siendo más miserable de lo que ella ya era. Pero primero - la sangre. Luego la bebida. Y probablemente otra bebida.

Bloodlines Capítulo 1

No podía respirar. Había una mano cubriendo mi boca y otra sacudiendo mi hombro. Sacándome de un sueño profundo. Mil pensamientos asustados invadieron mi mente en el espacio de un latido. Estaba ocurriendo. Mi peor pesadilla estaba haciéndose realidad. Ellos están aquí. Han venido por mí, pensé. Mis ojos parpadearon, buscando desesperadamente por toda la habitación hasta que lograron enfocar el rostro de mi padre. Yo me quede quieta, totalmente confundida. El me soltó, y retrocedió para observarme. Yo me senté en mi cama, mi corazón aún acelerado.



“¿Papá?” “Sydney” dijo él. “No podía despertarte” Naturalmente, esa fue su única disculpa por darme un susto de muerte. “Tienes que vestirte y estar presentable” continuó él rápida y silenciosamente. “Te espero abajo en el estudio.” Sentí mis ojos agrandarse, pero no dude al responder. Sólo había una respuesta aceptable. “Si señor” dije “por supuesto”. “Yo iré a despertar a tu hermana”



El se dirigió hacia la puerta y yo salte de la cama “¿Zoey?” exclamé yo. “¿Para que la necesitas a ella?” “Shh” dijo él. “Apúrate y arréglate. Recuerda, no hagas ruido, no quiero despertar a tu madre.” Cerró la puerta sin una palabra más, dejándome mirándola fijamente.

Para qué necesitaba a mi hermana Zoey? Una visita a esta hora sólo podía significar que se trataba de asuntos de los alquimistas, y ella no tenía nada que ver con ellos. Tecnicamente, yo tampoco. No desde que fui suspendida indefinidamente por malos comportamientos durante el verano.



¿Y que pasa si de eso se trata todo esto? ¿Qué pasa si finalmente me van a llevar a un centro de re-educación y Zoey va a convertirse en mi reemplazo? Por un momento el mundo se movió a mi alrededor y yo me sostuve de mi cama para mantenerme en pie. Centros de re-educación. Eran los protagonistas de las pesadillas para los alquimistas como yo. Lugares misteriosos para aquellos que se acercaban demasiado a los vampiros eran llevados para corregir sus errores. Que pasaba exactamente en ellos era un secreto. Uno que yo nunca quería descubrir. Estaba bastante segura que re-educación era una forma más amable de decir lavado de cerebro. Yo sólo había visto una persona regresar de allí, y honestamente no había parecido la misma persona después de hacerlo. Él se comportaba casi como un zombie, y yo ni siquiera quería pensar que podrían haberle hecho para que terminara así.



La petición de mi padre de que me apurara hizo eco en mi mente y traté de sacudir mis miedos. Recordando su otra advertencia, me aseguré de moverme silenciosamente. Mi madre tenía un sueño muy liviano, y normalmente se enojaba si nos atrapaba ocultándole cosas. Creanme, sus sentimientos hacia los empleadores de su esposo y sus hijas eran amables. Pero desde que enojados alquimistas aparecieron en la puerta de mis padres el mes pasado, esta casa tiene la misma calidez de un campo de guerra. Mis padres tenían discusiones terribles, y a menudo Zoey y yo nos encontrábamos escondiéndonos de ellos.



Zoey pensé. ¿Por qué necesitan a Zoey? Seguia preguntándome lo mismo mientras me alistaba. Yo sabía lo que significaba “estar presentable” ponerme un jean y una camiseta estaba fuera de mis posibilidades, en lugar de ello, me puse un pantalón gris y una reluciente camisa de botones y un cardigan oscuro sobre ellos, que amarré con un cinturón negro en mi cintura. Una pequeña cruz de oro, la que siempre llevaba alrededor de mi cuello, era el único accesorio que podía usar.



El proceso completo me llevo cerca de seis minutos, lo que debió haber sido algún record para mí. Corri por las escaleras, teniendo cuidado de nuevo para evitar despertar a mi madre. La sala estaba oscura, un poco de luz salia de la puerta entrecerrada del estudio de mi padre. Tomando esto como una invitación, empuje la puerta y entré- una conversación en susurros se detuvo con mi entrada.



Mi padre me observó de cabeza a pies y mostró su aprobación de la forma en la que mis padres son expertos, simplemente conteniendo sus críticas. “Sydney” dijo el bruscamente, “creo que conoces al Dawn Stan. La mencionada alquimista estaba junto a la ventana con los brazos cruzados, viéndose tan duro en forma como siempre. Últimamente he pasado mucho tiempo con Stan, aunque no podría decir que seamos amigos, especialmente cuando ciertas acciones mías terminaron dejándonos a ambos en la versión vampírica de arresto domiciliario. Si ella tenía algún resentimiento contra mí, no lo demostró. Asintió hacia mí, saludándome educadamente, su rostro totalmente serio.



Otros tres alquimistas estaban también allí. Todos ellos hombres. Ellos se presentaron como Barns, Michaelson y Borrowitz. Barns y Michaelson tenían aproximadamente la misma edad que mi padre. Borrowitz era más joven, a mediados de sus veinte, y estaba organizando las herramientas para un tatuaje. Todos ellos estaban vestidos como yo. Con ropa casual de negocios, en colores neutros. Lo suficiente para estar bien presentados y no llamar la atención.



Los Alquimistas llevaban jugando a Los Hombres de Negro durante siglos, mucho antes de que los humanos soñaran acerca de vida en otros mundos. Cuando la luz es adecuada, en el rostro de cada Alquimista se puede ver el tatuaje de un lirio, idéntico al mío. De nuevo, mis miedos crecieron. ¿Es esto algún tipo de interrogatorio? ¿Una evaluación para determinar si mi decisión de ayudar a una chica mitad vampiro renegada significaba que mis lealtades habían cambiado?



Cruce mis brazos sobre mi pecho y adopte una expresión neutral, esperando verme calmada y confiada. Si me iban a dar una oportunidad de defender mi caso, iba a presentar un argumento sólido. Antes de que alguien más pudiera decir algo más, entro Zoey. Cerró la puerta tras de ella y miro alrededor aterrorizada, sus ojos muy abiertos.



El estudio de mi padre era enorme, él construyó un ala adicional en nuestra casa para este. Todos sus ocupantes cabíamos comodamente. Pero mientras observaba a mi hermana tratar de comprender la escena ante sus ojos, sabía que se sentía totalmente atrapada. La mire a los ojos y trate de enviarle un mensaje silencioso de solidaridad. Debio haber funcionado, porque se acerco a mi lado, viéndose sólo un poco menos asustada. “Zoey” dijo mi padre. El dejo su nombre en el aire, de esa manera en que solía hacerlo, dejándonos perfectamente claro que estaba decepcionado. Inmmediatamente pude adivinar el por qué. Ella estaba usando jeans y una vieja camiseta y su cabello castaño estaba recogido en dos lindas trenzas. Para los estándares de cualquier otra persona ella hubiera estado presentable, pero no para esto. La sentí acobardarse a mi lado, y yo trate de hacerme ver más alta y protegerla.



Stan le dio el mismo saludo educado que a mi, y entonces se giro hacia mi padre. “No entiendo, Dereck. ¿A cuál de estas dos chicas vas a usar?” “Bueno, ese es el problema” dijo mi padre “Zoey fue solicitada, pero no creo que ella esté lista. De hecho, se que no lo está. Ella sólo ha recibido el más básico de los entrenamientos, pero debido a las recientes… experiencias de Sydney”



Mi mente comenzó a unir las piezas. Primero, y más importante, parecía que yo no iba a ser enviada a un centro de re-educación. Aún no, por lo menos. Esto se trataba de algo más. Mis sospechas de antes estaban en lo correcto, había alguna misión o tarea para la que necesitaban a Zoey, ya que ella a diferencia de cierto miembro de su familia, no había defraudado la confianza de los Alquimistas. Mi padre tenía razón, ella tan sólo había recibido entrenamiento básico. Nuestros empleos eran hereditarios, y yo había sido escogida años atrás como la siguiente Alquimista de la familia Sage. Yo me puse de pie, sin saber que era lo que iba a decir hasta que lo dije, lo único de lo que estaba segura es que no podía permitir que le tatuaran un lirio a Zoey.



Temia más por su seguridad que por terminar en un centro de re-educación, y eso realmente me aterrorizaba. “Yo hablé ante el comité a cerca de mis acciones” dije yo. “Tenía la impresión de que ellos comprendían las razones por las que actué de la forma en que lo hice. Yo estoy calificada para hacer lo que sea que necesiten, mucho más que mi hermana. Yo tengo experiencia en el mundo real, estoy totalmente familiarizada con este trabajo” “Un poco más de experiencia en el mundo real del que nos gustaría” dijo Stan secamente. “A mi personalmente me gustaría escuchar estas ‘ razones’” dijo Barns, usando sus dedos para dibujar comillas en el aire.



“No me emociona exponer una chica medio entrenada al mundo, pero también encuentro difícil creer que alguien que ayudo a un vampiro criminal esté totalmente calificado para servir.”

Yo me las arreglé para contener mi rabia. Asegurandome de que mis emociones no fueran evidentes en mi rostro. “Lo comprendo, Señor. Pero Rose Hathaway fue declarada inocente de los crímenes que estaba acusada, asi que técnicamente no ayude a un criminal, de hecho ayude a encontrar al verdadero asesino.” “Como haya sido” dijo él, “Nosotros no estábamos seguros de eso en ese momento.” “Lo sé” dije yo. “pero yo creía en su inocencia.” Barns resopló. “Ese es el problema. Usted debería haber creído lo que los Alquimistas le dijeron, no sacar sus propias conclusiones. Por lo menos, usted debería haber presentado cualquier evidencia que tuviera a sus superiores”



Evidencias. ¿Como se suponía que explicara que no había sido ninguna evidencia lo que había hecho que le ayudara a Rose, sino un sentimiento en mis entrañas que me aseguraba que ella estaba diciendo la verdad?. Pero eso era algo que sabía que ellos nunca entenderían. Todos nosotros estábamos entrenados para asumir lo peor. Decirles que había seguido mis instintos no ayudaría mi caso. Decirles que había sido chantajeada por otro vampiro obligándome a ayudarla, sería la peor explicación. Había sólo un argumento que los Alquimistas podían –posiblemente- comprender.



“No le dije a nadie porque quería obtener el crédito por descubrirlo.” Dije. “Esperaba poder conseguir un ascenso y una mejor asignación” Tomo cada onza de mi auto-control decir esa mentira con un rostro sereno, me sentía humillada al hacer ese tipo de admisión. Decir que lo que me impulsaba era mi ambición, me hacía sentir sucia y superficial. Pero como esperaba, esto era algo que los demás Alquimistas podían comprender. Michaelson resopló, “Equivocado, pero no totalmente inesperado, dada su edad”



Mi padre los observo, esperando más comentarios. Cuando nadie habló, se encogió de hombros. “Si nadie tiene más objeciones, yo preferiría que usáramos a Sydney. A pesar de que sigo sin saber de qué se trata todo esto” Había un tono ligeramente acusador en su voz, a él no le gustaba quedar por fuera de la información.

“No tengo ningún problema con usar a la mayor. Pero yo mantendría la menor preparada en caso de que los mayores tengan alguna objeción.”



Borrowitz habló por primera vez. “Entonces, ¿Qué quieren que haga?” “Vuelve a tatuar a Sydney” dijo Stand, a mi lado. “Incluso si no la eligen, no nos hará daño reforzar su hechizo. No tiene sentido tatuar a Zoey hasta que sepamos que vamos a hacer con ella.”



Mis ojos se desviaron hacia el cabello trenzado de mi hermana y sus jeans viejos, mientras en su rostro no hubiera un lirio, ella permanecería libre. Una vez el tatuaje estaba sobre tu piel, no había vuelta atrás: tú le pertenecías a los Alquimistas. La realidad de esto se hizo evidente durante el último año. Realmente nunca lo note mientras crecía. Mi padre me enseñó desde muy pequeña la importancia de nuestro deber. Yo aún creía en la justicia de ello.



Borrowitz estaba organizando una mesa al otro lado del estudio de mi padre, él la señaló y me dio una sonrisa amigable. “Súbete aquí y comenzaremos” El me ayudó a recostarme, y aunque seguía aterrorizada por los demás Alquimistas para sonreírle en respuesta, trate de demostrarle mi gratitud con mi mirada. Otra sonrisa me dijo que él comprendía. Girando mi cabeza lo observe poner sus implementos en una mesa auxiliar. Los otros Alquimistas se reunieron alrededor y pusieron sus manos abiertas frente a ellos.



Él debía ser un ministro, me di cuenta. La mayor parte de lo que los Alquimistas hacíamos estaba basado en la ciencia, pero algunas cosas requerían asistencia divina. “Oh señor” dijo él, cerrando sus ojos. “limpia estos implementos del mal que llevan consigo, para que tu luz y poder brillen puros hacia nosotros, tus sirvientes.” El abrió su maletín y saco cuatro pequeños viales, cada uno lleno con un liquido rojo oscuro. Con una mano experta, vertió cantidades precisas de cada uno en un recipiente más grande. Cuando virtio el cuarto sentí el incremento de poder en el aire. Y el intenso color de las botellas se convirtió en dorado. Él le entregó la botella a Borrowitz, quien estaba preparado con la aguja. Todos se relajaron, la ceremonia estaba completa. Yo me gire obedientemente, exponiendo mi mejilla. Un momento después la sombra de Borrowitz estaba sobre mi. “Esto va a doler un poco, pero nada como cuando recibiste el primero. Es sólo un retoque” La aguja atravezó mi piel, y yo trate de no hacer una mueca, dolia, como el dijo, pero no era como hacerse un tatuaje nuevo. El simplemente estaba inyectando pequeños puntos de tinta sobre el que ya tenía.



“¿Puedes decirnos que está ocurriendo mientras esperamos?” dijo mi padre “Todo lo que me dijeron fue que necesitaban una chica adolescente.”

“Tenemos un problema” o decir a Stan. Finalmente obtendríamos algunas respuestas. “Con los Moroi.” Yo me permiti un pequeño suspiro de alivio. Mejor los Moroi que los Strigoi. Cualquier situación a la que nos enfrentaramos los Alquimistas siempre involucraba una de las razas de vampiros. Pero yo escogería los vivientes cualquier día. Ellos casi parecían humanos, a veces. Algo que yo nunca admitiría en esta habitación. Ellos vivian y morían como nosotros, los Strigoi por su parte, eran retorcidos fenómenos de la naturaleza. No muertos, asesinos de vampiros creados cuando otro Strigoi los obligaba a beber su sangre, o cuando un Moroi decidia asesinar a alguien mientras bebía su sangre. Cualquier situación relacionada con los Strigoi usualmente terminaba ocn alguien muerto.



“Saben que ellos eligieron una nueva reina el mes pasado” dijo Barns. Practicamente podía verlo poniendo sus ojos en blanco. Todos en la habitación asintieron. Por su puesto que todos lo sabían, los Alquimistas ponían atención especial a cualquier desarrollo importante relacionado con los Moroi. Saber lo que los vampiros estaban haciendo era crucial para mantenerlos escondidos del resto de la humanidad. Y para mantener al resto de la humanidad a salvo de ellos. Ese era nuestro propósito, proteger a nuestra raza.



La chica que los Moroi habían elegido, Vasilisia Dragomir, tenía 18 años, como yo. “No te tensiones.” Dijo Borrowitz amablemente. No me había dado cuenta de que lo estaba haciendo. Escucharlos hablar de Vasilisia Dragomir, me hacía pensar en Rose Hathaway. A lo mejor no debería haber asumido que mis problemas aquí se habían terminado. Afortunadamente, Barns simplemente continuó su historia, sin mencionar mi relación indirecta con la reina y sus asociados.



“Tan sorprendente como es para nosotros escuchar estas noticias, han habido muchas protestas y desobediencia civil. Nadie ha tratado de atacar a la chica Dragomir, pero eso se debe probablemente a lo bien vigilada que está. Pero sus enemigos parecen haber encontrado una forma de atacarla: su hermana.”



“Jill” dije yo, hablando antes de poder detenerme. Borrowitz me regaño por moverme e inmediatamente me arrepentí por atraer la atención hacia mi misma y mi conocimiento sobre los Moroi. Aún asi, una imagen de Jill Mastrano invadió mi mente: alta y molestamente delgada como todos los Moroi. Increíblemente amable y siempre nerviosa. Y tenía todas las razones para estarlo. A los 15, Jill había descubierto que era la hermana ilegitima de Vasilisia, convirtiéndose en el único miembro de su familia real. Ella también estaba relacionada con el desastre en el que me involucré durante el verano. Un escalofrío recorrió mi espalda y de nuevo, hice un comentario sin pensar.



“¿Le paso algo a Jill?” Pregunté. Los demás Alquimistas intercambiaron miradas nerviosas y nadie respondió de inmediato. “¿Escuchaste eso Borrowitz? Ese es el problema”

Bloodlines

LA SANGRE NO MIENTE

Sydney es una alquimista, una del grupo de humanos quienes hacen magia y sirven de puente entre el mundo de los vampiros y el de los humanos. Protegen los secretos de los vampiros y… la vida de los humanos. Cuando Sydney es arrancada de su cama a la mitad de la noche, lo primero que piensa es que aun está siendo castigada por su complicada alianza con la dhampir, Rose Hathaway. Pero lo que está sucediendo es peor. Jill Dragomir, la hermana de la Reina Moroi, Lissa Dragomir, está en peligro mortal, y los Moroi deben ocultarla.

Para evitar una Guerra civil, Sydney es llamada para ser la guardián y protectora de Jill, haciéndose pasar por su compañera de habitación en el último lugar donde se les ocurriría que podría estar un miembro de la realeza vampira, un internado humano en Palm Springs, California. Pero en lugar de encontrar seguridad en la preparatoria Amberwood, Sydney descubrirá que el drama solo está comenzando.

miércoles, 5 de enero de 2011

Nueva Protesta a Alfaguara, Nueva Página en Facebook

Hola, fans de VA
Para todos los que tengan una cuenta en facebook, aquí les viene una propuesta:
Como siempre, nuestro mayor deseo es la promoción de VA y la venta de la saga completa en toda Latinoamérica. En una ocasión los invitamos a publicar en el muro de Alfaguara el mensaje 'Yo quiero la saga completa de Vampire Academy en...' ahora tenemos una nueva idea. A continuación viene la portada de la primera entrega de nuestra amada saga, con el texto 'Esperando la venta de la saga completa de Vampire Academy en Latinoamérica. Por una Latinoamérica de Jóvenes Lectores' Lo único que tienen que hacer para participar en esta nueva protesta es copiar la imagen y publicarla en el muro de Alfagura, en Facebook.
Por otra parte, les comunicamos que ya pueden unirse a la página oficial de *Vampire Academy México*





PD: Pueden agregarme como amiga en Facebook. Encuentrenme como Luisa Lovitha Belikov Ivashkov, o con el nombre de usuario de http://www.facebook.com/vampireacademymexico

martes, 4 de enero de 2011

Feliz 2O11 !

Listas para un nuevo año!!! Un poco atrasada (lo siento mucho) pero aqui viene una imagen de felicitación de parte de VAM
Pronto pondré más imagenes con un texto que invite a la venta de la saga VA en Latinoamérica, para que las chicas que tengan facebook nos apoyen a publicarlas en el muro de Alfaguara.
Nuestros mejores deseos para este 2O11!!
VAM