miércoles, 10 de agosto de 2011

Bloodlines Capítulo 1

No podía respirar. Había una mano cubriendo mi boca y otra sacudiendo mi hombro. Sacándome de un sueño profundo. Mil pensamientos asustados invadieron mi mente en el espacio de un latido. Estaba ocurriendo. Mi peor pesadilla estaba haciéndose realidad. Ellos están aquí. Han venido por mí, pensé. Mis ojos parpadearon, buscando desesperadamente por toda la habitación hasta que lograron enfocar el rostro de mi padre. Yo me quede quieta, totalmente confundida. El me soltó, y retrocedió para observarme. Yo me senté en mi cama, mi corazón aún acelerado.



“¿Papá?” “Sydney” dijo él. “No podía despertarte” Naturalmente, esa fue su única disculpa por darme un susto de muerte. “Tienes que vestirte y estar presentable” continuó él rápida y silenciosamente. “Te espero abajo en el estudio.” Sentí mis ojos agrandarse, pero no dude al responder. Sólo había una respuesta aceptable. “Si señor” dije “por supuesto”. “Yo iré a despertar a tu hermana”



El se dirigió hacia la puerta y yo salte de la cama “¿Zoey?” exclamé yo. “¿Para que la necesitas a ella?” “Shh” dijo él. “Apúrate y arréglate. Recuerda, no hagas ruido, no quiero despertar a tu madre.” Cerró la puerta sin una palabra más, dejándome mirándola fijamente.

Para qué necesitaba a mi hermana Zoey? Una visita a esta hora sólo podía significar que se trataba de asuntos de los alquimistas, y ella no tenía nada que ver con ellos. Tecnicamente, yo tampoco. No desde que fui suspendida indefinidamente por malos comportamientos durante el verano.



¿Y que pasa si de eso se trata todo esto? ¿Qué pasa si finalmente me van a llevar a un centro de re-educación y Zoey va a convertirse en mi reemplazo? Por un momento el mundo se movió a mi alrededor y yo me sostuve de mi cama para mantenerme en pie. Centros de re-educación. Eran los protagonistas de las pesadillas para los alquimistas como yo. Lugares misteriosos para aquellos que se acercaban demasiado a los vampiros eran llevados para corregir sus errores. Que pasaba exactamente en ellos era un secreto. Uno que yo nunca quería descubrir. Estaba bastante segura que re-educación era una forma más amable de decir lavado de cerebro. Yo sólo había visto una persona regresar de allí, y honestamente no había parecido la misma persona después de hacerlo. Él se comportaba casi como un zombie, y yo ni siquiera quería pensar que podrían haberle hecho para que terminara así.



La petición de mi padre de que me apurara hizo eco en mi mente y traté de sacudir mis miedos. Recordando su otra advertencia, me aseguré de moverme silenciosamente. Mi madre tenía un sueño muy liviano, y normalmente se enojaba si nos atrapaba ocultándole cosas. Creanme, sus sentimientos hacia los empleadores de su esposo y sus hijas eran amables. Pero desde que enojados alquimistas aparecieron en la puerta de mis padres el mes pasado, esta casa tiene la misma calidez de un campo de guerra. Mis padres tenían discusiones terribles, y a menudo Zoey y yo nos encontrábamos escondiéndonos de ellos.



Zoey pensé. ¿Por qué necesitan a Zoey? Seguia preguntándome lo mismo mientras me alistaba. Yo sabía lo que significaba “estar presentable” ponerme un jean y una camiseta estaba fuera de mis posibilidades, en lugar de ello, me puse un pantalón gris y una reluciente camisa de botones y un cardigan oscuro sobre ellos, que amarré con un cinturón negro en mi cintura. Una pequeña cruz de oro, la que siempre llevaba alrededor de mi cuello, era el único accesorio que podía usar.



El proceso completo me llevo cerca de seis minutos, lo que debió haber sido algún record para mí. Corri por las escaleras, teniendo cuidado de nuevo para evitar despertar a mi madre. La sala estaba oscura, un poco de luz salia de la puerta entrecerrada del estudio de mi padre. Tomando esto como una invitación, empuje la puerta y entré- una conversación en susurros se detuvo con mi entrada.



Mi padre me observó de cabeza a pies y mostró su aprobación de la forma en la que mis padres son expertos, simplemente conteniendo sus críticas. “Sydney” dijo el bruscamente, “creo que conoces al Dawn Stan. La mencionada alquimista estaba junto a la ventana con los brazos cruzados, viéndose tan duro en forma como siempre. Últimamente he pasado mucho tiempo con Stan, aunque no podría decir que seamos amigos, especialmente cuando ciertas acciones mías terminaron dejándonos a ambos en la versión vampírica de arresto domiciliario. Si ella tenía algún resentimiento contra mí, no lo demostró. Asintió hacia mí, saludándome educadamente, su rostro totalmente serio.



Otros tres alquimistas estaban también allí. Todos ellos hombres. Ellos se presentaron como Barns, Michaelson y Borrowitz. Barns y Michaelson tenían aproximadamente la misma edad que mi padre. Borrowitz era más joven, a mediados de sus veinte, y estaba organizando las herramientas para un tatuaje. Todos ellos estaban vestidos como yo. Con ropa casual de negocios, en colores neutros. Lo suficiente para estar bien presentados y no llamar la atención.



Los Alquimistas llevaban jugando a Los Hombres de Negro durante siglos, mucho antes de que los humanos soñaran acerca de vida en otros mundos. Cuando la luz es adecuada, en el rostro de cada Alquimista se puede ver el tatuaje de un lirio, idéntico al mío. De nuevo, mis miedos crecieron. ¿Es esto algún tipo de interrogatorio? ¿Una evaluación para determinar si mi decisión de ayudar a una chica mitad vampiro renegada significaba que mis lealtades habían cambiado?



Cruce mis brazos sobre mi pecho y adopte una expresión neutral, esperando verme calmada y confiada. Si me iban a dar una oportunidad de defender mi caso, iba a presentar un argumento sólido. Antes de que alguien más pudiera decir algo más, entro Zoey. Cerró la puerta tras de ella y miro alrededor aterrorizada, sus ojos muy abiertos.



El estudio de mi padre era enorme, él construyó un ala adicional en nuestra casa para este. Todos sus ocupantes cabíamos comodamente. Pero mientras observaba a mi hermana tratar de comprender la escena ante sus ojos, sabía que se sentía totalmente atrapada. La mire a los ojos y trate de enviarle un mensaje silencioso de solidaridad. Debio haber funcionado, porque se acerco a mi lado, viéndose sólo un poco menos asustada. “Zoey” dijo mi padre. El dejo su nombre en el aire, de esa manera en que solía hacerlo, dejándonos perfectamente claro que estaba decepcionado. Inmmediatamente pude adivinar el por qué. Ella estaba usando jeans y una vieja camiseta y su cabello castaño estaba recogido en dos lindas trenzas. Para los estándares de cualquier otra persona ella hubiera estado presentable, pero no para esto. La sentí acobardarse a mi lado, y yo trate de hacerme ver más alta y protegerla.



Stan le dio el mismo saludo educado que a mi, y entonces se giro hacia mi padre. “No entiendo, Dereck. ¿A cuál de estas dos chicas vas a usar?” “Bueno, ese es el problema” dijo mi padre “Zoey fue solicitada, pero no creo que ella esté lista. De hecho, se que no lo está. Ella sólo ha recibido el más básico de los entrenamientos, pero debido a las recientes… experiencias de Sydney”



Mi mente comenzó a unir las piezas. Primero, y más importante, parecía que yo no iba a ser enviada a un centro de re-educación. Aún no, por lo menos. Esto se trataba de algo más. Mis sospechas de antes estaban en lo correcto, había alguna misión o tarea para la que necesitaban a Zoey, ya que ella a diferencia de cierto miembro de su familia, no había defraudado la confianza de los Alquimistas. Mi padre tenía razón, ella tan sólo había recibido entrenamiento básico. Nuestros empleos eran hereditarios, y yo había sido escogida años atrás como la siguiente Alquimista de la familia Sage. Yo me puse de pie, sin saber que era lo que iba a decir hasta que lo dije, lo único de lo que estaba segura es que no podía permitir que le tatuaran un lirio a Zoey.



Temia más por su seguridad que por terminar en un centro de re-educación, y eso realmente me aterrorizaba. “Yo hablé ante el comité a cerca de mis acciones” dije yo. “Tenía la impresión de que ellos comprendían las razones por las que actué de la forma en que lo hice. Yo estoy calificada para hacer lo que sea que necesiten, mucho más que mi hermana. Yo tengo experiencia en el mundo real, estoy totalmente familiarizada con este trabajo” “Un poco más de experiencia en el mundo real del que nos gustaría” dijo Stan secamente. “A mi personalmente me gustaría escuchar estas ‘ razones’” dijo Barns, usando sus dedos para dibujar comillas en el aire.



“No me emociona exponer una chica medio entrenada al mundo, pero también encuentro difícil creer que alguien que ayudo a un vampiro criminal esté totalmente calificado para servir.”

Yo me las arreglé para contener mi rabia. Asegurandome de que mis emociones no fueran evidentes en mi rostro. “Lo comprendo, Señor. Pero Rose Hathaway fue declarada inocente de los crímenes que estaba acusada, asi que técnicamente no ayude a un criminal, de hecho ayude a encontrar al verdadero asesino.” “Como haya sido” dijo él, “Nosotros no estábamos seguros de eso en ese momento.” “Lo sé” dije yo. “pero yo creía en su inocencia.” Barns resopló. “Ese es el problema. Usted debería haber creído lo que los Alquimistas le dijeron, no sacar sus propias conclusiones. Por lo menos, usted debería haber presentado cualquier evidencia que tuviera a sus superiores”



Evidencias. ¿Como se suponía que explicara que no había sido ninguna evidencia lo que había hecho que le ayudara a Rose, sino un sentimiento en mis entrañas que me aseguraba que ella estaba diciendo la verdad?. Pero eso era algo que sabía que ellos nunca entenderían. Todos nosotros estábamos entrenados para asumir lo peor. Decirles que había seguido mis instintos no ayudaría mi caso. Decirles que había sido chantajeada por otro vampiro obligándome a ayudarla, sería la peor explicación. Había sólo un argumento que los Alquimistas podían –posiblemente- comprender.



“No le dije a nadie porque quería obtener el crédito por descubrirlo.” Dije. “Esperaba poder conseguir un ascenso y una mejor asignación” Tomo cada onza de mi auto-control decir esa mentira con un rostro sereno, me sentía humillada al hacer ese tipo de admisión. Decir que lo que me impulsaba era mi ambición, me hacía sentir sucia y superficial. Pero como esperaba, esto era algo que los demás Alquimistas podían comprender. Michaelson resopló, “Equivocado, pero no totalmente inesperado, dada su edad”



Mi padre los observo, esperando más comentarios. Cuando nadie habló, se encogió de hombros. “Si nadie tiene más objeciones, yo preferiría que usáramos a Sydney. A pesar de que sigo sin saber de qué se trata todo esto” Había un tono ligeramente acusador en su voz, a él no le gustaba quedar por fuera de la información.

“No tengo ningún problema con usar a la mayor. Pero yo mantendría la menor preparada en caso de que los mayores tengan alguna objeción.”



Borrowitz habló por primera vez. “Entonces, ¿Qué quieren que haga?” “Vuelve a tatuar a Sydney” dijo Stand, a mi lado. “Incluso si no la eligen, no nos hará daño reforzar su hechizo. No tiene sentido tatuar a Zoey hasta que sepamos que vamos a hacer con ella.”



Mis ojos se desviaron hacia el cabello trenzado de mi hermana y sus jeans viejos, mientras en su rostro no hubiera un lirio, ella permanecería libre. Una vez el tatuaje estaba sobre tu piel, no había vuelta atrás: tú le pertenecías a los Alquimistas. La realidad de esto se hizo evidente durante el último año. Realmente nunca lo note mientras crecía. Mi padre me enseñó desde muy pequeña la importancia de nuestro deber. Yo aún creía en la justicia de ello.



Borrowitz estaba organizando una mesa al otro lado del estudio de mi padre, él la señaló y me dio una sonrisa amigable. “Súbete aquí y comenzaremos” El me ayudó a recostarme, y aunque seguía aterrorizada por los demás Alquimistas para sonreírle en respuesta, trate de demostrarle mi gratitud con mi mirada. Otra sonrisa me dijo que él comprendía. Girando mi cabeza lo observe poner sus implementos en una mesa auxiliar. Los otros Alquimistas se reunieron alrededor y pusieron sus manos abiertas frente a ellos.



Él debía ser un ministro, me di cuenta. La mayor parte de lo que los Alquimistas hacíamos estaba basado en la ciencia, pero algunas cosas requerían asistencia divina. “Oh señor” dijo él, cerrando sus ojos. “limpia estos implementos del mal que llevan consigo, para que tu luz y poder brillen puros hacia nosotros, tus sirvientes.” El abrió su maletín y saco cuatro pequeños viales, cada uno lleno con un liquido rojo oscuro. Con una mano experta, vertió cantidades precisas de cada uno en un recipiente más grande. Cuando virtio el cuarto sentí el incremento de poder en el aire. Y el intenso color de las botellas se convirtió en dorado. Él le entregó la botella a Borrowitz, quien estaba preparado con la aguja. Todos se relajaron, la ceremonia estaba completa. Yo me gire obedientemente, exponiendo mi mejilla. Un momento después la sombra de Borrowitz estaba sobre mi. “Esto va a doler un poco, pero nada como cuando recibiste el primero. Es sólo un retoque” La aguja atravezó mi piel, y yo trate de no hacer una mueca, dolia, como el dijo, pero no era como hacerse un tatuaje nuevo. El simplemente estaba inyectando pequeños puntos de tinta sobre el que ya tenía.



“¿Puedes decirnos que está ocurriendo mientras esperamos?” dijo mi padre “Todo lo que me dijeron fue que necesitaban una chica adolescente.”

“Tenemos un problema” o decir a Stan. Finalmente obtendríamos algunas respuestas. “Con los Moroi.” Yo me permiti un pequeño suspiro de alivio. Mejor los Moroi que los Strigoi. Cualquier situación a la que nos enfrentaramos los Alquimistas siempre involucraba una de las razas de vampiros. Pero yo escogería los vivientes cualquier día. Ellos casi parecían humanos, a veces. Algo que yo nunca admitiría en esta habitación. Ellos vivian y morían como nosotros, los Strigoi por su parte, eran retorcidos fenómenos de la naturaleza. No muertos, asesinos de vampiros creados cuando otro Strigoi los obligaba a beber su sangre, o cuando un Moroi decidia asesinar a alguien mientras bebía su sangre. Cualquier situación relacionada con los Strigoi usualmente terminaba ocn alguien muerto.



“Saben que ellos eligieron una nueva reina el mes pasado” dijo Barns. Practicamente podía verlo poniendo sus ojos en blanco. Todos en la habitación asintieron. Por su puesto que todos lo sabían, los Alquimistas ponían atención especial a cualquier desarrollo importante relacionado con los Moroi. Saber lo que los vampiros estaban haciendo era crucial para mantenerlos escondidos del resto de la humanidad. Y para mantener al resto de la humanidad a salvo de ellos. Ese era nuestro propósito, proteger a nuestra raza.



La chica que los Moroi habían elegido, Vasilisia Dragomir, tenía 18 años, como yo. “No te tensiones.” Dijo Borrowitz amablemente. No me había dado cuenta de que lo estaba haciendo. Escucharlos hablar de Vasilisia Dragomir, me hacía pensar en Rose Hathaway. A lo mejor no debería haber asumido que mis problemas aquí se habían terminado. Afortunadamente, Barns simplemente continuó su historia, sin mencionar mi relación indirecta con la reina y sus asociados.



“Tan sorprendente como es para nosotros escuchar estas noticias, han habido muchas protestas y desobediencia civil. Nadie ha tratado de atacar a la chica Dragomir, pero eso se debe probablemente a lo bien vigilada que está. Pero sus enemigos parecen haber encontrado una forma de atacarla: su hermana.”



“Jill” dije yo, hablando antes de poder detenerme. Borrowitz me regaño por moverme e inmediatamente me arrepentí por atraer la atención hacia mi misma y mi conocimiento sobre los Moroi. Aún asi, una imagen de Jill Mastrano invadió mi mente: alta y molestamente delgada como todos los Moroi. Increíblemente amable y siempre nerviosa. Y tenía todas las razones para estarlo. A los 15, Jill había descubierto que era la hermana ilegitima de Vasilisia, convirtiéndose en el único miembro de su familia real. Ella también estaba relacionada con el desastre en el que me involucré durante el verano. Un escalofrío recorrió mi espalda y de nuevo, hice un comentario sin pensar.



“¿Le paso algo a Jill?” Pregunté. Los demás Alquimistas intercambiaron miradas nerviosas y nadie respondió de inmediato. “¿Escuchaste eso Borrowitz? Ese es el problema”

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